La difusión de la nueva manera de pensar vino impulsada por la invención de la imprenta, que facilitó la imresión de los libros en grandes tiradas y el aumento del número de lectores. Al principio, debido a su elevado coste, solo algunas ciudades importantes contaban con su imprenta, pero pronto se extendió por toda Europa, y a lo largo del siglo XVI se publicaron cerca de 200.000 títulos.
Las universidades, como las de Bolonia, Padua, Florencia, Lovaina y Alcalá de Henares, tuvieron un importante papel en la creación y trasmisión de nuevos conocimientos.
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