El importante desarrollo comercial de la Corona de
Aragón empujo a sus monarcas a protegerlo mediante una política de
conquista militares.
Ésta se orientó
hacia el dominio de territorios en el Mediterráneo desde los que defienden la
ruta comercial.
Esta expansión se inició a finales del siglo XIII,
cuando Pedro el Grande ocupo la isla de Sicilia (1282) y a principios del siglo
XIV, cuando Jaime II conquisto la de Cerdeña (1323).
Más adelante, una expedición de los mercenarios, los
almogávares, llegaron a controlar los ducados de Atenas y Neo patria, que
fueron vasallos de Aragón hasta finales del siglo XIV.
Finalmente, en el siglo XV, el rey Alfonso V el
Magnánimo conquisto Nápoles e incorporo sus territorios a la Corona de Aragón.
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