El nivel de vida de las
ciudades europeas ha registrado una notable mejora desde que se fundó la
Comunidad Económica Europea en 1957. A pesar de que reúne tan solo el
7,2% de la población mundial, la Unión Europea destaca por su potencial
económico y su organización social y política.
Europa goza de leyes muy
desarrollas respecto a las políticas sociales y disfruta de la
sociedad del bienestar. Así, la UE garantiza a todos los trabajadores
europeos el derecho a circular, trabajar y residir en cualquier de sus
países miembros, disfrutando de los mismos derechos y deberes que los
ciudadanos nativos de cada país.
Para proteger la salud y
la seguridad de los ciudadanos en su lugar de trabajo, la Unión Europea
ha establecido requisitos mínimos que deben aplicarse de manera
obligatoria.
La UE también ejerce
una influencia decisiva para garantizar la igualdad de oportunidades
entre hombres y mujeres en todos los países miembros. Asimismo protege a
los consumidores otorgándoles derechos en relación con la calidad de
los productos que utilizan.
En los últimos años, el
modelo social europeo pasa por una etapa difícil debido a la crisis
económica, que ha provocado la inestabilidad del mercado laboral y el
aumento de los trabajadores temporales y del paro. Los países de la
Unión Europea han tomado medidas de recortes de presupuestos o
subvenciones para hacer frente a la crisis. Sin embargo, uno de los
objetivos más importantes sigue siendo el de preservar la seguridad
social y la enseñanza.
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